Capitalismo surgimiento en America Latina.
Historia del capitalismo en America Latina.
América Latina fue conquistada y su pueblo colonizado por la metrópoli europea
para expropiar el excedente económico de los trabajadores del satélite y
apropiárselo para su acumulación de capital, iniciando con ello el presente
subdesarrollo del satélite y el desarrollo económico de la metrópoli. La
relación capitalista metrópoli-satélite entre Europa y América Latina fue
establecida por la fuerza de las armas. Y por esta misma fuerza, así como por la
fuerza de la creciente vinculación económica y de otro tipo, se ha mantenido
esta relación hasta hoy.
La conquista y la incorporación a la estructura metrópoli-satélite del
capitalismo fueron más rápidas y llegaron más lejos en la América Latina que en
otras partes. ¿Razones? El oro, el azúcar y la expropiación de ambos a los
satélites latinoamericanos y su apropiación por la metrópoli europea y, más
tarde, también por la norteamericana.
La penetración capitalista, además de convertir a la América Latina en satélite
de Europa, introdujo pronto en ella esencialmente la misma estructura
metrópoli-satélite que caracterizaba las relaciones latinoamericanas con Europa.
El sector que explotaba las minas y exportaba los minerales fue el alma de la
economía colonial, y aunque nunca dejó de ser un satélite de la metrópoli
europea se convirtió en todas partes en un centro metropolitano del resto de la
economía y la sociedad nacional. Surgió o se creó una serie de sectores y
regiones satélites pera abastecer a las minas de madera y de combustible, a los
mineros de comida y ropa, y a los ociosos dueños de minas, comerciantes,
funcionarios, clérigos, militares y gorrones, de la parte de los elementos de su
vida parasitaria que no importaban de la metrópoli con el producto del trabajo
forzoso indígena e importado. Creció de este modo una economía ganadera,
triguera y textil que no era menos comercial y sí más dependiente que la
economía minera misma.
El ganado, que entonces era una fuente de bienes de consumo y exportación mucho
más importante que ahora, y el trigo, renglón principal de la hacienda española,
se produjeron desde el principio en grandes haciendas que españoles y criollos
poseían y administraban. Los primeros trabajadores fueron, por fuerza, esclavos,
después indígenes encomendados o sujetos a la mita; más tarde brazos alquilados,
obligados a la servidumbre por deudas o por diversos contratos de aparcería que
aseguraban su permanente disponibilidad. La tierra, al principio en gran parte
inútil para los españoles, pero después progresivamente buscada y más valiosa a
medida que el valor comercial de sus productos aumentaba, se adquiría por
merced, por conquista, por expulsión de los indígenas de sus tierras comunales,
y posteriormente de los mestizos y hasta de los pobladores blancos de sus
predios, ocupándose primero la tierra secuestrada y legalizándose después la
ocupación mediante soborno y falsificación de documentos, a menudo mediante
compra o embargo por deudas del propietario anterior, o por diversos medios
fraudulentos, pero nunca, debe observarse, por encomienda, pues ésta sólo
otorgaba derechos sobre los indígenas y no sobre la tierra.
Los monarcas sólo concedían tierras a quienes se hacían acreedores a ello por
vivir en la capital de la colonia o de la provincia. A menudo los propietarios
de tierra no se distinguían de los poseedores de derechos exclusivos sobre el
comercio internacional o interior, la explotación de minas, los medios de
transporte, el capital usurario, los empleos civiles y religiosos y otras
fuentes de privilegios.
La propiedad privada surge, pues, en circunstancias favorables para que cambie
de manos; sus títulos se heredan, se negocian, se transfieren por compraventa;
los compradores surgen entre Ios funcionarios (cuyos buenos sueldos les permiten
disponer de dinero, tan escaso entonces) y entre quienes han logrado
enriquecerse con rapidez gracias al comercio y, sobre todo, a las minas de oro y
plata. Es lógico, por tanto, que encomenderos funcionarios fuesen los primeros
propietarios rurales e iniciaran un lento proceso de acumulación de tierras que
alcanzará su apogeo en el siglo XVII (Céspedes, 1957): III, 414).
Aldo Ferrer confirma nuestra tesis en La
economía argentina, las etapas de su desarrollo y problemas actuales:
"Si se pretende determinar cuáles fueron las actividades económicas dinámicas en
la economía colonial, deben recordarse las características de la economía de la
época y se concluye qua fueron aquellas estrechamente ligadas al comercio
exterior. La minería, los cultivos tropicales, las pesquerías, la caza y la
explotación forestal, dedicadas fundamentalmente a la exportación fueron las
actividades expansivas que atrajeron capital y mano de obra. En estos casos,
(economías coloniales) la producción se realizaba generalmente en unidades
productivas de gran escala, sobre la base de trabajo servil. Los grupos de
propietarios y comerciantes vinculados a las actividades exportadoras eran,
lógicamente, los de más altos ingresos, conjuntamente con los altos funcionarios
de la Corona y del clero (que muchas veces consiguieron sus puestos por la
compra de los mismos). Estos sectores constituían la demanda dentro de la
economía colonial y eran los únicos sectores en condiciones de acumular.
Forzando el concepto, constituían al mismo tiempo el mercado interno colonial y
la fuente de acumulación de capital.
En estas condiciones, al mismo tiempo que el sector exportador era muy poco
diversificado, la composición de la demanda tampoco favorecía la diversificación
de la estructura productiva interna. Cuanto más se concentraba la riqueza en un
pequeño grupo de propietarios, comerciantes e influyentes políticos, mayor fue
la propensión de adquirir los bienes manufacturados de consumo y durables
(consistentes en buena proporción de bienes suntuarios de difícil o imposible
producción interna) en el exterior, y menor fue la proporción del ingreso total
de la comunidad gastado internamente... El sector exportador no permitía, pues,
la transformación del sistema en su conjunto, y una vez que la actividad
exportadora desaparecía, como ocurrió con la producción azucarera del noreste
del Brasil ante la competencia de la producción antillana, el sistema en su
conjunto se desintegraba y la fuerza de trabajo volvía a actividades de neto
carácter de subsistencia. Independientemente de las restricciones que las
autoridades solían imponer sobre las actividades que dentro de las colonias
competían con las metropolitanas, poca duda cabe que tanto la estructura del
sector exportador como la concentración de la riqueza constituyeron obstáculos
básicos para la diversificación de la estructura productiva interna, la
elevación consecuente de los niveles técnicos y culturales de la población y el
surgimiento de grupos sociales vinculados a la evolución del mercado interno y a
la busqueda de líneas de exportación no controladas por la potencia
metropolitana. Este chato horizonte del desarrollo económico y social explica
buena parte de la experiencia del mundo colonial americano y, notoriamente, de
las posesiones hispano-portugueses". (Ferrer, 1963: 31-32).
"AMÉRICA LATINA, COLONIAL Y CAPITALISTA, http://www.eumed.net"
Comentarios
Publicar un comentario